La Quina, la Guerrera y el Encierro (1)

  • Gremialismo postrado.
  • El Estado Criollo da y quita.

Por Adolfo Roberto Pérez Valdés

La ley de los Tres IERROS, es una manifestación cultural del Estado Criollo mexicano, una anomalía vergonzosa que permanece en la sociedad y que degrada la vida republicana democrática.

El autor de dicha Ley fue Gonzalo Natividad Santos, el cínico homicida y cacique potosino.

Resultado de imagen para fotos de gonzalo n santos

Imagen de Gonzalo N. Santos, homicida y cacique potosino, famoso creador de la Ley de los Tres IERROS. Masacró  a tiros ante diversos testigos al joven activista de la campaña vasconcelista, Germán del Campo.

Cinismo semejante al de César Garizurieta, conocido como El Tlacuache, cuando formuló la máxima de los políticos parásitos que medran del erario público: No vivir del presupuesto es vivir en el error, decía.

La ocurrencia de Santos consistía, en etiquetar el comportamiento autoritario del Poder Presidencial Criollo ante las disensiones opositoras de la sociedad mexicana, y el control hegemónico de la misma que, permanentemente, ha buscado vivir sin la subyugación o sometimiento de su voluntad.

Gonzalo N. Santos sucedió al general Saturnino Cedillo en el poder regional potosino, el militar apeló al levantamiento armado desde su territorio y área de dominio caciquil. Así pretendió enfrentar al presidente y general Lázaro Cárdenas del Río, ocurrió tras su renuncia al gabinete del michoacano.

Resultado de imagen para imagen de saturnino cedillo

Imagen del general Saturnino Cedillo, cacique potosino antecedente de Gonzalo N. Santos. Este militar renunció al gabinete de Cárdenas y consumó un levantamiento armado por diferencias en el reparto agrario. 

Sostuvo marcadas diferencias con la forma de realizar el reparto agrario y la dotación de tierras, para cultivo a los campesinos peticionarios.

Es así que la ley de los Tres IERROS era para opositores al Poder Presidencial Criollo.

Encierro, la primera, significaba la detención y procesamiento criminal. A los opositores sistemáticamente se les aplicó el llamado delito de Disolución Social, un precepto legal punitivo creado por la incursión del gobierno federal en la Segunda Guerra Mundial.

La abrogación del Delito de Disolución Social fue uno de los puntos o demandas del Consejo Nacional de Huelga del movimiento popular y estudiantil de 1968.

Destierro, la segunda, la expulsión o desarraigo de sus lugares de origen de los opositores. O en su caso el traslado a otra nación.

Entierro, la última y opción final. Claramente la eliminación física, sea desaparecido, accidente u homicidio tanto individual como colectivo, es decir, matanzas o masacres.

SOMETIDOS SIEMPRE

Los gremios obreros y sindicatos de todo tipo surgieron, casi de manera simultánea, cuando se consolidó el Estado Criollo mexicano tras la guerra civil que acabó con el porfiriato. Fueron cooptados por el Poder Ejecutivo y adheridos a la estructura orgánica de su Partido de Estado, el naciente Partido Nacional Revolucinario.

Aunque ya tenían un antecedente en el Partido Laborista Mexicano controlado por Luis Napoleón Morones.

Dirigente obrero que fundara la Confederación Regional Obrera Mexicana/CROM.

Antes de Elba Esther Gordillo (la Guerrera), de Carlos Jonguitud Barrios, de Joaquín Hernández Galicia (la Quina), existieron golpes a las direcciones gremiales o sindicatos orquestados desde el Poder Presidencial Criollo, para defenestrar a grupos que representaban estorbos para la voluntad del Ejecutivo federal.

Incluso en el caso del control de los puertos se llegó a dar la desaparición de los propios gremios. Como lo fue la requisa de los Servicios Portuarios de Veracruz/SERPOVER y el embargo de bienes y propiedades de la Unión de Estibadores y Jornaleros, Sindicato de Maniobristas y Carretilleros, y otros más.

En esta dinámica de represión y control, fue significativa la labor policial del aparato creado durante el gobierno de Miguel Alemán Valdés. Dicho instrumento fue la Dirección Federal de Seguridad.

En ese organismo, creció y sirvió el ex militar Fernando Gutiérrez Barrios, Marcos López Mora y otros verdugos del régimen presidencialista.

Imagen relacionada

Su amplio curriculum como servidor público y verdugo destacado de opositores desde el régimen de Miguel Alemán Valdés. El ex militar y experto policía político Fernando Gutiérrez Barrios sirvió fielmente al Amo Presidencial. 

LA QUINA: CREADO, SOLAPADO Y SACRIFICADO

Joaquín Hernández Galicia, La Quina, fue trabajador eventual de Petróleos Mexicanos en diversas regiones de Veracruz. Marcharía a Tampico y en esa localidad se hizo de base o de planta. Su oficio era soldador o ayudante. Aficionado y practicante del beisbol se dedicó a organizar equipos dentro de las filas de los agremiados al Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana/STPRM.

Y de allí empezó a enrolarse dentro de las representaciones sindicales. Una vez que alcanzó una comisión sindical, es decir representar en forma permanente a los trabajadores sin desempeñar sus labores, Hernández Galicia no regresaría nunca al trabajo en la industria.

La Quina llegó a la secretaria general de la sección uno del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana/STPRM, eso fue ya al finalizar la década de 1950-60. Y tras la caída de Pedro Vivanco García, líder sindical y cacique de Poza Rica fue impulsado a la dirección nacional del Sindicato Petrolero.

Pedro Vivanco García y Jaime Jerónimo Merino, superintendente de PEMEX en Poza Rica, fueron desterrados y procesados por la matanza de opositores ocurrida tras las elecciones para elegir al primer alcalde del flamante municipio, creado en la zona de ese gran campo petrolero.

El territorio le fue arrancado o despojado al municipio de Coatzintla para satisfacer la fiebre de poder de Merino y Vivanco. Ellos crearon un comité pro municipio tras un insólito incendio que acabó una zona comercial, el comité realizó la petición ante la legislatura del Estado y les fue concedida.

Luego de terminar su gestión el consejo municipal designado por la legislatura, se convocaron a elecciones para crear al primer cabildo. El proceso fue fraudulento y la inconformidad lanzó a las calles a centenares de habitantes.

En una marcha vespertina pistoleros apostados en el edificio sindical y oficinas de Pemex descargaron sus armas hacia la marcha de manifestantes. Adultos y menores fueron abatidos sin distingo.

El evento desencadenó la caída tanto de Vivanco como cacique sindical de Poza Rica y dirigente nacional del STPRM, y también la de Merino como superintendente de las instalaciones petroleras.

Pero Hernández Galicia había ya aprendido esas lecciones que le daba el régimen presidencial criollo. No enfrentarse a la voluntad del Amo Presidencial. Lección que olvidó treinta años después.

La Quina cumplió su periodo en la directiva nacional de STPRM y no volvió a esa representación, pero creó una estructura paralela desde la cual controlaba a los directivos formales, ya que estatutariamente ningún directivo podía reelegirse. Existía en el Acta Constitutiva del sindicato un párrafo muy claro para evitar la reelección.

Pero tampoco La Quina quiso ser regidor, ni alcalde, ni diputado local y federal, senador y gobernador menos. No fue tampoco dirigente del PRI. La estructura paralela sindical que este personaje se creó era la llamada Comisión de Obras Sociales y Revolucionarias, de la cual era su presidente.

EL EMPORIO QUINISTA O REVOLUCIÓN OBRERA

Adolfo López Mateos, siendo presidente de los Estados Unidos Mexicanos impulsó a Hernández Galicia como figura preponderante en el sindicato petrolero.

Con Gustavo Diaz Ordaz el ex soldador se mantuvo a distancia.

Ya con Luis Echeverría Álvarez retornó la bonanza.

Con José López Portillo y Pacheco (el virrey de Caparroso) y el dipsómano Jorge Díaz Serrano en Pemex los sueños fueron consumados. Era tal la ebriedad de poder político y económico que hasta Salvador Barragán Camacho llegaba a Las Vegas con decenas de directivos del STPRM con él.

Hernández Galicia presidiendo la Comisión de Obras Sociales del sindicato petrolero creó tiendas cooperativas de consumo, fábricas de ropa y calzado, empresas transportistas, cines, complejos deportivos, urbanizaba calles, sostenía ranchos agrícolas y ganaderos.

Invitaba a viajar a Tampico a periodistas, escritores, financiaba equipos deportivos, aportaba fondos a las campañas de políticos del PRI y de su satélite el Partido Socialista de los Trabajadores/PST, que cambiaría su nombre a Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional/PFCRN regenteado por Rafael Aguilar Talamantes.

Editó libros que relataban los logros de su visionaria Revolución Obrera. Todo esto, por supuesto, apuntalado o sostenido con las “faenas voluntarias o labor social” de miles de trabajadores eventuales y también de base del sindicato petrolero. Y las aportaciones financieras de Petróleos Mexicanos.

Pero inició el declive con Miguel De la Madrid Hurtado. El presidente gerente que pretendió una Renovación Moral. Ese presidente al que José Sosa, secretario general del STPRM le exclamó en un evento: ¡SE HUNDE PEMEX Y SE HUNDE USTED SEÑOR PRESIDENTE!

Así de arrogantes se volvieron los representantes sindicales ante el Amo Presidencial. Era el quinto presidente con quien trataba Hernández Galicia.

El sexto le aplicó la Ley de los Tres IERROS, Carlos Salinas de Gortari lo encerró y aquel exmilitar Fernando Gutiérrez Barrios, ejecutó la voluntad del Amo.

Ese mismo que resolvió el crimen/homicidio de la doméstica o nana perpetrado por los hermanos Salinas de Gortari que llegaban a la presidencia.

José Sosa directivo formal del sindicato petrolero, Joaquín Hernández Galicia, Salvador Barragán Camacho y otros más pasaron de la cima del Olimpo a las catacumbas o sótanos del ENCIERRO penal.

Continúa…..

Deja un comentario