Retorna la Tecnocracia

  • Meade, el Delfín Financiero.
  • Otro candidato sin currícula electoral.
  • Nueva intentona Tecnócrata.

Por Adolfo Roberto Pérez Valdés 

Al concluir la administración sexenal de Gustavo Díaz Ordaz Bolaños, cursada de 1964 a 1970, los Estados Unidos Mexicanos (nombre oficial de esta empobrecida y envilecida nación) vivían los saldos tormentosos del evento genocida, ocurrido en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco dos años atrás, dos de octubre de 1968.

El régimen presidencial había inmolado los reclamos y afanes democráticos del multitudinario movimiento estudiantil, escenificado fundamentalmente en el Distrito Federal. El monolítico presidencialismo mexicano, con ningún atisbo de apertura, discernía el tránsito a un nuevo sexenio postulando a un candidato emanado de las filas del PRI pero diferente a los previos.

Dicha diferencia consistía, en el arribo a la candidatura presidencial de un personaje sin ningún antecedente de corte electorero. Es decir, por primera ocasión el aspirante del Partido Revolucionario Institucional-PRI a la titularidad del Poder Ejecutivo Federal, no contaba en su currícula con la experiencia de haber sido electo a algún cargo sancionado en las urnas.

Surgía fundamentalmente de la mera trayectoria burocrática, ese fue Luis Echeverría Álvarez. A partir de entonces, se sucedieron en el cargo presidencial cinco burócratas sin ningún vínculo previo con las urnas. Fueron tres décadas de presidencialismo marcadas por esa característica curricular.

Por decirlo así, imperó el estilo presidencial burocrático-tecnocrático.

Terminaba en 1970 el ciclo presidencial de los políticos civiles, iniciado con el desvinculamiento de los militares de las candidaturas priistas al fenecer el sexenio del general Manuel Avila Camacho, quien fuera el último presidente militar.

Avila Camacho fue jefe de gobierno y de las fuerzas armadas pues era activo dentro de la milicia. Esta cualidad se arraigó en la investidura presidencial, aunque ya no fuera de extracción castrense el presidente. De todas formas, en esa época el PRI era jefaturado por cuadros militares en su mayoría.

De ello se tiene verificación en el texto de Luis Javier Garrido, El partido de la revolución institucionalizada (medio siglo de poder político en México): la formación del nuevo estado, 1928-1945.

La sucesión presidencial es un proceso en el cual concurren los intereses de diversas fuerzas y facciones políticas. No se resuelve en un tiempo específico, ni tampoco emana o se circunscribe a los membretes partidarios con registro. Es por eso la paradoja actual de que el precandidato del PRI no tenga militancia ahí ni en ningún otro membrete partidario.

Resulta interesante la reflexión Rodolfo Calderón Vivar, el Editor General del blog efacico.wordpress.com que explaya en su texto dicha circunstancia. Cito:

https://efacico.wordpress.com/2017/11/30/una-rara-precandidatura-sin-denominacion-de-origen-en-el-pais-del-desencanto-nacional/

Sin embargo, la circunstancia no es nueva, ya en el pasado diversos partidos han postulado a la presidencia a personajes sin vínculo con diversos membretes. Sirva tan como ejemplo la candidatura de José López Portillo y Pacheco. Aparte del PRI, en el cual adhería o militaba, lo hicieron su candidato el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana PARM y el Partido Popular Socialista PPS también.

La vida partidaria en nuestra sociedad es famélica, insignificante y precaria.

Peña Nieto acordó esta candidatura como un desarraigo del aspirante del régimen con los grupos políticos. Así se puede concebir el proceso, tal parece que es la circunstancia que prevalece. El abanico de intereses tras este Delfín Financiero, personificado en Meade Kuribreña arropa a un ciudadano independiente de membretes partidarios con un perfil Tecno burocrático.

¿Tiene Meade Kuribreña el éxito o triunfo seguro? Tal parece que la respuesta es afirmativa, pues las fortunas desfalcadas de los presupuestos seguramente ya están circulando en ese sentido. Los caudales fluyen y la pobreza de los electores está cautiva.

@adolfoperez58

 

 

 

 

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